Estimados compañeros y compañeras, la siguiente es una síntesis que apunta a considerar los conceptos que surgen de la reflexión de quienes asistieron al Encuentro de las bases del Frente Amplio del Distrito 6 quienes, organizados en cuatro comisiones independientes, evidenciaron importantes y coincidentes criterios, los cuales son constitutivos de base para próximos acuerdos y acciones políticas.
Estas comisiones conformadas por miembros diversos del FA dialogaron y reflexionaron en torno a dos preguntas:
- ¿Por qué se replica la concentración del poder en el FA?
– En todas las comisiones se reiteró la existencia de un problema cultural nacido de una historia política en la cual el centralismo se constituyó como el modo exclusivo y excluyente de hacer política.
– De modos diferentes se expresó, además, que las estructuras partidarias y los intereses eleccionarios de los partidos políticos no coinciden con la necesidad de soberanía y su ejercicio a nivel local.
– Que persiste una disociación entre las cúpulas partidarias y sus bases territoriales, quedando estas fuera de la esfera de las decisiones finales.
– Que el FA, en este aspecto, opera del mismo modo que lo han hecho los partidos políticos tradicionales.
– Se percibe a los partidos políticos como entidades de poder cuyas cúpulas, separadas de los intereses de las localidades, las hegemonizan en pos del interés del partido.
– La actual estructuración de la actividad política está diseñada para el desarrollo de cúpulas partidarias e impedir el acceso de las bases y los territorios al ejercicio de la soberanía local.
- ¿Qué hacer para materializar la soberanía de las bases, de las comunas?
– Una necesidad detectada mayoritariamente fue el imperativo de educar políticamente a la militancia del FA en aras de mejorar su contribución en la acción política.
– El quehacer de los partidos políticos debe tener como primer objetivo satisfacer las demandas locales por sobre el interés partidario–electoral.
– Desarrollar mecanismos e instancias de fiscalización -e incluso de revocación- de los representantes políticos electos.
– Firma de documento que comprometan a los candidatos a seguir los lineamientos acordados por sus representados locales.
– Mediante diversas instancias de participación se busca institucionalizar el poder político comunal y regional.
– Habrá una fluída comunicación desde las dirigencias hacia sus bases restaurando, de tal modo, las hoy perdidas confianzas.
– Cruza en las diversas comisiones la idea de transformar la cartografía política de Chile, descentralizando la toma de decisiones y estimulando la formación de partidos regionales que apunten a la creación de una Asamblea Constituyente que otorgue las debidas atribuciones jurídicas a las comunas y regiones del país, eligiendo ellas mismas a sus autoridades locales, nacidas ellas de entre sus mismos coterráneos y organizaciones sociales.
EPÍLOGO
Asistimos al primer momento de la liberación mental de la dependencia del poder central, el cual, durante todo el siglo veinte, condicionó la actividad social y política de Chile; esto tanto desde el Estado o desde la trinchera de los partidos políticos que buscaban disputar su poder.
Esta liberación significa reconocer las potencialidades económicas, políticas y espirituales de nuestros propios pueblos, dejando atrás la esclavizante dependencia de políticos ajenos a nuestra realidad material y, a nuestro sentir como cultura local, con nuestros propios procesos sociales y realidad material.
La liberación que empieza a acontecer en esta región no es solo un asunto local para ser realidad; ha de expanderse por todo el país, mismo que cada año entrega lo mejor de sus hijos y de sus productos materiales a una capital que decide, por sí y ante sí, lo que estima más conveniente a sus propósitos, pero que no son los de las comunas y regiones que conforman este largo país.
Tres sangrientas guerras civiles marcan el norte de estos propósitos descentralizadores; es nuestro deber volver y revisar estos episodios históricos, intencionadamente soslayados tanto por izquierdas y derechas.
No obstante lo anterior, los hechos nos revelan esta tarea como una necesidad urgente: vertederos, centros penitenciarios, zonas de sacrificio, termoeléctricas, relaves mineros, salmoneras, etc; todo se diseña centralizadamente, donde las comunas no tienen siquiera derecho a voz.
Esta realidad se ha hecho obscena y lesiona a la sociedad en cada una de sus partes al descartar a las comunidades afectadas como interlocutor válido.
Descentralizar el país significa contar con una comunidad políticamente activada, partícipe de las decisiones que afectarán su vida, con una una opinión vinculante; solo así podremos asumir que vivimos en una patria donde el pueblo es también gobierno.
¡TODO EL PODER A LAS COMUNAS!